La elección de la dual se reduce a un 3% de los estudiantes de Formación Profesional, mientras que su éxito, una vez se superan los estudios, es mucho mayor. Estos datos se extraen del estudio La FP Dual en los centros educativos: visiones del profesorado, presentado recientemente y coordinado por la Universidad Autónoma de Barcelona, con el apoyo de Nestlé y la Fundación Bertelsmann. Un 70% de los alumnos que eligen esta opción se incorporan de forma directa a las plantillas de las empresas en las que han hecho prácticas, mientras que este porcentaje se reduce en 20 puntos para los alumnos de la formación profesional tradicional.
La principal barrera que encuentra esta modalidad educativa en España es la falta de centralización, ya que es cada comunidad autónoma la encargada de implantar sus sistemas y sus propios métodos, haciendo que, en muchas ocasiones, lo que un alumno aprende en un lugar no sea extensible al resto de regiones.
“El profesional cualificado de FP Es un perfil que hacía falta en las empresas”, aseguró recientemente Germán Suárez Calvo, vicepresidente Ejecutivo de Astilleros Canarios y Astilleros de Santander, máximo ejecutivo de la tecnológica Inerza y miembro del CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA. “Son totalmente necesarios para algunos engranajes de la economía. Durante décadas solo se ha hablado y fomentado la universidad mientras que la formación profesional pasó a un segundo plano cuando realmente son tan útiles o incluso más que las carreras. Tras la crisis, se da la paradoja de que un licenciado puede estar menos remunerado que alguien con FP”.
En España había inscritos 24.000 alumnos en Formación Profesional en el curso 2016-2017, que se relacionaban con unas 10.000 empresas. Es una situación que contrasta con lo que se produce, por ejemplo, en Alemania. Allí, con un sistema único, el 21% de las empresas participa en el sistema de formación dual, capacitando a más de medio millón de nuevos aprendices cada año, según datos de la Oficina Federal de Estadística alemana.
También es importante adaptar la formación que se imparte en todos centros con los requerimientos reales de las empresas. "La competitividad de un país va ligada al talento y la tecnología, y los centros de Formación Profesional han de ser difusores de estos avances. Ese talento que tienen los centros es claramente digital, por eso necesitamos agendas tecnológicas, en las que no se explique a los alumnos cosas que ya saben", continuó el presidente ejecutivo de La Salle Technova Barcelona, Josep Miquel Piqué.
