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Tenemos la oportunidad. Tenemos la responsabilidad

Tenemos la oportunidad. Tenemos la responsabilidad

may. 17, 2021

Estamos ante un cambio de época. A nadie se le escapa ya que la crisis del Covid-19 es un punto de inflexión en la evolución de nuestra sociedad que se ha ido gestando desde hace algunos años. Un momento dentro de la historia de la humanidad, en el que la altura de miras y la capacidad de responsabilidad intergeneracional cobra una importancia especial. Las personas que representamos a sectores importantes de esta sociedad tenemos la obligación de pensar no sólo en la generación actual sino en la herencia que estamos sembrando para la próxima. Las decisiones que tomemos en las próximas fechas, van a influir en la mejora del bienestar social de nuestra región y de nuestro país. Pensar en las personas y en el planeta deben ser el ADN y los valores que impregnen todas nuestras decisiones.

El gran acelerador de la transformación social va a venir de la mano de “la sociedad red”, la sociedad inteligente e interconectada a la que ya nos acercamos sin opción de retroceso. La digitalización es la base y el cambio de paradigma lo preside la inteligencia artificial. Y es ahí donde debemos plantear correctamente la altura de miras que demando.

La inteligencia artificial requiere datos y algoritmos. Ambos activos son claves para la competitividad y sostenibilidad. Las decisiones que tomemos ahora marcarán nuestra prosperidad como sociedad porque, perder el tren de esos activos, nos podría llevar irremediablemente al tercer mundo digital.

Se trata de tomar decisiones con visión digital y de un nuevo mundo interconectado. No de mantener un status quo analógico. Eso nos llevaría irremediablemente a acelerar las ineficiencias y a un abismo que, quizás no veremos, pero del que seríamos responsables.

La inteligencia artificial nos va a permitir apostar por un modelo más perfecto, sostenible y competitivo. Mitigando fallos de mercados, priorizando al planeta, las personas y las organizaciones. Sí, también las empresas porque sin ellas no hay calidad de vida de las personas y planeta. Y viceversa. Somos uno y todos queremos el mismo bienestar actual y futuro.

Esta es la razón principal por la que debemos superar el debate, excesivamente básico, sobre inteligencia artificial versus eliminación de empleos. Estaríamos ante un debate analógico, con mentes analógicas y gobernanza analógica.

La inteligencia artificial puede y debe crear personas con capacidades superiores para que puedan aspirar a responsabilidades o funciones que, de otra manera, nunca habrían ejercido. La relación humano/máquina no es dicotómica, sino sinérgica. El debate real es cómo la inteligencia artificial puede ayudar a mejorar la calidad de vida, siendo más eficientes y competitivos y adoptando decisiones más sostenibles. Y para conseguirlo debemos considerar que, aplicar restricciones y regulaciones con miras y visiones analógicas, nos puede llevar simplemente a perder la capacidad de competitividad que será la que realmente destruya empleo. Y mucho.

Los datos y algoritmos no obedecen a territorios. Cerrarlos, contenerlos, “falsamente protegerlos”, generará un efecto irreal de triunfo social, pero realmente generará un modelo de pobreza a largo plazo.

 No se trata, ni mucho menos, de un todo vale. Necesitamos una ética, unos valores, un humanismo y planeta digital. Se trata de transparencia digital, gobernanza digital, que permitan una auto-organización. Se trata de formar, incentivar y primar comportamientos y algoritmos. Ese es el verdadero debate. Y la necesidad de acción. Por oportunidad. Por responsabilidad.