“En Canarias parece que siempre hay algo que frena el desarrollo” opina Antonio Garzón, economista y experto en turismo. Y se apoya en una frase que, en 2010 dijo el periodista Francisco Chavanel: “Siempre hay una fuerza política dispuesta a denunciar, siempre hay un francotirador que te arruinará y siempre hay una ley que paralizará tu negocio”. Porque efectivamente, en Canarias era así… y sigue siendo así casi una década después.
Y es que, según el economista y experto en el sector turístico Antonio Garzón en una entrevista con el CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA, “posiblemente en ningún otro sitio del mundo para hacer un proyecto empresarial haya que luchar contra tantos obstáculos a la vez, sea de la administración regional o local, o ya contra las alegaciones y obstáculos interpuestos por otros empresarios”. La burocracia es un lastre del que nuestra isla nunca se ha conseguido deshacer porque, según Garzón, parece que “llevamos el bloqueo en la sangre”. Y no es una situación excepcional de nuestro archipiélago… sino exclusivamente de Gran Canaria. Recordemos que, desde los 90 siempre hemos tenido moratorias turísticas más restrictivas que en la isla vecina, donde por norma general, los proyectos se ejecutan más rápido. Desde el PIOT de 1992-1998 hasta la primera moratoria autonómica en 2003.
El CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA lleva años poniendo de manifiesto estos hechos. “Cada vez que surge un problema aparece una voz pidiendo una regulación sin valorar las consecuencias [...] y el resultado es que somos unos campeones en el desempleo". Esta frase corresponde al recientemente fallecido empresario grancanario Sergio Alonso durante la recogida del Premio SerCanarias en 2017. Mario Romero Mur, actual presidente de la entidad reconoció recientemente que “las variables económicas siempre han evolucionado mejor en Tenerife” porque “allí se valora la iniciativa privada y la inversión”. El otro factor diferencial han sido los obstáculos: en Gran Canaria, las moratorias “nos han castigado más y han permitido que ellos reciban un millón más de turistas” lo que ha provocado, según el empresario que Gran Canaria “está perdiendo liderazgo y peso a nivel regional”.
Pero el techo con el que se está encontrando el turismo no solo está formado por la burocracia isleña. Antonio Garzón apunta a la falta de modernización como el segundo gran problema al que se enfrenta el sector: “Nuestra evolución ha sido bipolar. Mientras se han efectuado importantes rehabilitaciones de instalaciones y conceptos alojativos, apenas se ha invertido en la modernización de infraestructuras turísticas a pesar de los récords históricos en recaudaciones de IGIC e IRPF”.
Garzón apunta también que, además, en el caso de servicios infraestructurales “hemos ido hacia atrás”. Y señala como ejemplos la limpieza y el mantenimiento básicos de los núcleos turísticos, la gestión del ruido o los chiringuitos de playa obsoletos. Y no podemos permitirnos esto en un sector que representa casi el 40% de los empleos directos en nuestra comunidad y de buena parte de los indirectos. Esta importancia del turismo, a ojos de Garzón es la que habría que “transmitir con más claridad al ciudadano, en vez de denostarlo como un “monocultivo necesario” y buscar alternativas de diversificación en otros sectores.
Otro sector a desarrollar, necesario para el avance de la economía canaria y como apoyo a la importancia del turismo es la educación. Para el economista canario, uno de los ámbitos más importantes es la mejora de la formación profesional, a la que nunca se ha dado el impulso y la notoriedad necesaria. “En una región turística como Canarias, con una tasa de paro superior al 20%, no deberíamos recurrir a profesionales extranjeros para cubrir puestos de la hostelería” opina Garzón. Para él, esto denota el “fracaso de nuestra formación profesional turística” a la que sitúa muy por debajo del exitoso modelo de FP Dual alemán. “Los fracasos de la nueva FP dual y del contrato de formación quizás se podrían solventar con la fusión de ambos, es decir, con la integración del aprendiz a la empresa con un contrato de formación, pero recibiendo la parte teórica en centros reglados de FP, que le aportarán al final del aprendizaje la titulación oficial”.
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